Lucía Velasco Rodríguez y su marido Jorge Álvarez Nieto son los socios de la Ganadería Álvarez y Velasco SC. Él nació en una familia vaqueira trashumante que realizaba la alzada a la braña de Cerreo en Perlunes (Somiedo). Ellos han mantenido la tradición de forma ininterrumpida. Residen en Oviedo y Lucía es la encargada de atender a los animales en las fincas de Quexo (Las Regueras) en invierno y en Perlunes, donde también tienen vivienda, en los meses de primavera/verano. Lucía, es de Bustellán (Tineo) y siempre le gustaron los animales, pero con 25 años y un hijo, decidió continuar con la ganadería de la familia de su marido. Tras casi una década valora de forma positiva su decisión, vive la ganadería con verdadera pasión y de las 12 vacas de raza Asturiana de los Valles con las que comenzó esta aventura, ahora cuenta con 85 cabezas.

-¿Cómo es el calendario anual de la ganadería?

-Ahora en invierno tenemos todo el ganado, 85 animales, en Quexo (Las Regueras) ya que bajaron de Pelunes a primeros de noviembre. Solemos hacer la trashumancia y subirlas al Puerto a primeros de mayo, normalmente las subimos casi todas, puede quedar alguna vaca con cría en Quexo. Ahora las vacas están pariendo y les quito los terneros antes de subir al Puerto. Según las circunstancias vendo o cebo. Tenemos una media de 50 terneros anuales y dejamos mucha recría, actualmente tengo 25 terneras/novillas. Suelo vender a Alimerka, Xata Roxa… depende del momento.

-¿Cuál es el beneficio de mantener la cultura de la trashumancia?

-Básicamente se hace por el bienestar de los animales y también ahorramos en forraje, porque realmente esos seis meses se alimentan de pasto, con lo que influye también en el tema económico. Ahora están pariendo y se los quito antes de subir al puerto, y según circunstancias voy cebando, vendo a Alimerka, Xata Roxa… al año unos 50 terneros de media, dejamos mucha recría. Tengo 25 pequeñas. Crío terneras y vendo los terneros, de diferentes edades, depende del animal.

-¿En qué se basa su alimentación?

Básicamente están en el ‘prao’ y también les doy seco, hierba seca o paja. Hacemos rollos de hierba, un silo muy seco. Campoastur nos suministra el pienso y los forrajes. Probaré el silo de maíz para las que tengo en cuadra, ya que cuando paren se las mima un poco más.

-¿Cómo ve el futuro?

-Lo veo complicado. Para el que quiera empezar de cero es muy difícil, los que tenemos una base sí, pero sobrevivir es complicado, hay muchos gastos. A mí me salva que las llevo para Somiedo y ahorras mucho esos seis meses, en comida y en agua.

-¿Qué diferencia a las vacas que van al monte?

-Las que están acostumbradas como las mías, ahora mismo están en los ‘praos’ cerradas con pastor y no se mueven. Cuando llegan los primeros rayos de sol y se acerca la primavera, lo notan y están inquietas, quieren marchar, están acostumbradas a la libertad. Un año alquilamos una nave para que pasaran el invierno en cuadra, no se me ocurre más, salieron más flacas que entraron, cojeras, garrapatas, neumonías, catarros… nunca más y comían mucho más que normalmente. Aquí no necesitan estar en cuadra. Hubo alguna que a media temporada de invierno paró de comer y tuve que echarla a ‘prao’. Están habituadas al Puerto. Tengo dos toros, uno pasa el año aquí con las que quedan en Quexo y otro hace la trashumancia.

-¿Tiene idea de seguir aumentando la ganadería?

Sí, quiero seguir creciendo para obtener más rentabilidad de la explotación. También valoro cebar más terneros. Tengo varias ideas, veremos a ver qué pasa. Más que trabajo lo tengo como pasión. Disfruto mucho cuando las subimos y bajamos del Puerto. Y cuando las voy a ver, para mí es un momento especial, desconecto.

-Haga una valoración de estos 10 años.

-La primera época fue muy difícil, tuve que ir haciéndome con las vacas, pasé los partos, fui criando… y son parte de mí. He pasado con ellas muchos momentos, malos y buenos, por ejemplo la Gitana, que es mi ojo derecho, cuando la compré embestía y ahora sube y baja detrás de mí al Puerto. Me gustaría de alguna manera potenciar la trashumancia, porque es una cultura que no debemos de perder.