Ha convertido su pasión en su profesión y eso la está haciendo triunfar allá por donde va. Se trata de Pilar Vega Suárez, agroganadera y, además, divulgadora de las tradiciones más ancestrales de los pueblos asturianos. Con su iniciativa “Desfaciendomaiz” descubre a niños y niñas, y también a algún que otro adulto, “valores y tradiciones” de nuestra cultura, la asturiana, que de otra forma se perderían.

Nació en la parroquia gijonesa de Serín, concretamente en El Arroyo. Nieta e hija de ganaderos tras tener a su segundo hijo y pedir una excedencia en la multinacional decide seguir la senda de su familia. “Cuando mi madre se jubiló, aunque había vendido la cuota láctea, le daba pena que la explotación familiar se perdiera”. Así que ella cambió del vacuno de leche al de carne y hoy tiene 42 cabezas que compagina con una huerta que, como dice, “es para el autoconsumo y el excedente para vender directamente al consumidor”.

Pilar Vega Suárez, se siente especialmente orgullosa de haber nacido  en el mundo rural y recuerda con cariño todas las actividades, como desfacer la panoya de maíz o realizar torres con los tarucos, que realizaba en su infancia. Esos gratos recuerdos y el amor de madre fue lo que le llevó a convertirse en embajadora de las tradiciones de nuestros pueblos. “Cuando mis hijos, Miguel Ángel y Juanma, tenían 5 y 6 años, su profesora de infantil pidió madres o padres que voluntariamente hiciéramos alguna actividad extraescolar en el centro relacionada con el medio rural ya que no tenían dinero para organizar excursiones fuera del colegio”., recuerda. Y así comenzó a “desfacer maíz ”  con los escolares que concluía regalándoles palomitas y logrando, además, que sus hijos se sintieran especialmente orgullosos de ella.

Tras la experiencia en el colegio de sus hijos, llegaron peticiones de otros centros docentes y “empecé a valorar montar “Desfaciendo maíz”, como una actividad más dentro de mi empresa familiar agroganadera”, recuerda. Hoy, algo que comenzó de forma circunstancial, se ha convertido en una actividad formativa complementaria en muchos colegios públicos y privados y elemento dinamizador de fiestas y mercados de toda la geografía del Principado de Asturias.

Pilar Vega Suárez organiza muchos y distintos talleres para los que emplea objetos que para ella tienen un especial valor sentimental. “Hay utensilios que llevo a algún colegio que ni tan siquiera las personas mayores conocen. Todos pertenecen a mi familia, tengo un corchador de botellas que era de cuando mi bisabuelo hacía sidra, es decir tiene más de 300 años”, comenta.

Por el camino ha ido acumulando muchas y divertidas anécdotas y, sobre todo, sorprendiendo a cientos de escolares. “Un día llegué y les dije este en mi váter. Me respondieron : ¿Cómo va a ser eso? Quedan muy sorprendidos cuando les explicas lo de la palnagana y la bacenilla o cuando les muestras otros objetos como la hiladera, la mantequera, el caxilón…”, explica.

Pilar ha ido ampliando, poco a poco, su oferta de talleres. “El preferido es el de desfacer maíz. En verano, en las fiestas, gusta también mucho el de lavar y tender”, señala. Para el desarrollo de este taller encargó a un artesano varias tablas de madera como las que se utilizaban antaño en el río o en los lavaderos comunales de los pueblos y ha comprado varios calderos de zinc.

Hilar lana, “piñerar” harina, ver y tocar distintas variedades de fabes o que  disfruten con el gallu Kiriku son otras de las múltiples opciones que Pilar Vega Suárez tiene en su amplísima oferta de actividades para a dar a conocer valores y tradiciones rurales de Asturias.

El secreto de su éxito no es otro que la pasión que pone en lo que hace, una pasión que surge de sus vivencias personales.