Lilián Galán: “Desbroce, control del lobo y ayuda para los jóvenes, con eso podríamos continuar”

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La Fiesta del Pastor es una de las celebraciones con más arraigo en la comarca de Picos de Europa. Cada 25 de julio, la vega de Enol acoge deportes tradicionales como el tiro de cuerda o la subida a la Porra y folklore a ritmo de gaita y bailes regionales en una romería que presume de ser la más cercana al cielo. Pero, además de su carácter festivo, sirve como punto de reunión para organizar el reparto de los pastos y elegir a su regidor. En su última edición, marcada por las restricciones sanitarias, hubo otro acontecimiento que podemos calificar como histórico: la elección de la primera mujer celadora de pastos de la Montaña de Covadonga. Su nombre es Lilián Galán, de la ganadería La Justariega, en la localidad canguesa de Nieda. En cuanto a qué supone esta distinción, Lilián señala entre risas que “es un telar más en el que me meto. A ver cómo lo llevamos y qué podemos hacer para ayudar”. En cuanto a sus responsabilidades, la canguesa explica que “el celador es el representante de los ganaderos de un distrito. Tenemos que estar pendientes de que los bebederos estén arreglados y tengan agua, controlar el buen estado de los cierres, solicitar desbroces en las zonas que lo necesiten y avisar de lo que es necesario reparar. Somos el puente entre el ganadero y el regidor de pastos”, añade. Respecto a cómo se inició en el sector, Galán señala que “no vengo de familia ganadera pero Miguel Ángel, mi marido, sí. Soy de Covadonga, me casé muy joven y nos vinimos para Nieda. En 2006, cogí el relevo. Solicité la incorporación y, como plan de mejora, formamos la sociedad e hicimos la nave”. En cuanto a número de animales que tiene a su cargo, la ganadera explica que “hacen un total de más de 200 cabezas. Tenemos vaca casina y asturiana de la montaña, muchas de ellas en ASEAMO, cabras bermeyas y ovejas carranzanas. También criamos gallinas, cerdos y pavos”.

Compromisos incumplidos

Lilián Galán señala entre los problemas que hacen peligrar su actividad los constantes ataques de los depredadores. “Nosotros sufrimos muchos ataques del lobo y si, además, lo incluyen en el LESPRE, la ganadería extensiva está perdida. Yo tenía más de 80 cabras y ahora me quedan 30, aun estando criando. Además, no pude vender nada”, explica. Ante tal cantidad de bajas, la ganadera critica que “dijeron que se pagarían los daños en un plazo de tres meses y yo tengo casos de año y medio sin cobrar. Tengo perros con el ganado pero me tienen matado ovejas casi a la puerta de la nave y a plena luz del día”. En ese sentido, Galán asevera que “nos obligan a tener un número de animales y cumplir unos compromisos, pero ellos no lo hacen. Cuando llegan las inspecciones, tengo que tener ese mismo número y no valoran que me los mate el lobo o no y tampoco tienen en cuenta si llegué a cobrar por los daños”.

Demoras en los desbroces

En cuanto a trabajar en un entorno protegido como es el Parque Nacional de Picos de Europa, la canguesa señala que “hay mucho matorral. Parece que aprobaron empezar con los desbroces en septiembre, pero lo teníamos solicitado desde 2017. El Parque es muy grande. No es solo lo que más se ve, que son los Lagos”, reivindica. Respecto a las quemas controladas como posible solución al aumento de la superficie de matorral, Galán critica la demora en tramitar las solicitudes. “Tengo pedido a la guardería que me quemaran aquí al lado de forma controlada y, al final, quemó descontrolado este invierno, teniendo toda la ceba en la nave que, si llega a bajar, nos acaba con todo”. En relación a la salud del sector, la canguesa se muestra pesimista. “Veo muy complicada la situación de la ganadería y, por los pasos que se están dando, cada vez peor”. En cuanto a medidas a tomar para su supervivencia en Picos de Europa, la canguesa apunta que “con que desbrozaran, controlaran el lobo y ayudaran a los jóvenes, nos valdría para continuar. Tengo tres hijas y ninguna quiere seguir con la ganadería. Trabajan las tres y dos de ellas también estudian y yo tampoco quiero que sigan nuestros pasos tal y como está la situación”.

Otra de las acciones que Galán apunta como necesarias es la promoción de los productos locales frente a las importaciones. “Podrían mover más la carne de aquí, en vez de traerla de Argentina. Tendrían que darle más valor a nuestra carne para que nos pueda merecer la pena trabajar. Necesitamos que la Administración se ponga en plan de ayudar porque si no, esto se va a pique”, añade. Respecto a perspectivas de futuro, la ganadera canguesa explica que “nuestro plan es poder mantenernos hasta llegar a la jubilación. Nos daríamos con un canto en los dientes”.