El legado de El Rato

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Son muchas las mujeres que viven y trabajan en un mundo rural que, sobre el papel, no les pertenece. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, las mujeres representaban casi la mitad de la población rural en 2019 en España. En el segundo trimestre de 2020, el 23,5% -alrededor de 180.000 mujeres- de la mano de obra agrícola del país, incluida la ganadería, la silvicultura y la pesca, eran mujeres. Sin embargo, según el último censo agrario del INE, solo uno de cada cinco jefes de explotaciones agrícolas es mujer. Ángeles Rodríguez Pérez es una de ellas. Nació, se crio y regresó al núcleo de Cabrafigal,  Villapedre, concejo de Navia, donde lidera, junto a su yerno, Arturo Álvarez Sánchez, la ganadería familiar El Rato.

Aunque la ganadería le viene de familia, ella no siempre se dedicó a eso. Pero no se amedrentó. No se rindió. Creció ante la adversidad. Es un claro ejemplo de la heroicidad femenina en nuestra región. “Había estudiado lo que hoy es Administración y Gestión de Empresas. No contaba con quedarme en casa, nada sabía de vacas, pero a los cuatro meses de casada tuve que volver y luego no vi el momento para salir porque necesitaban ayuda. La ganadería la llevaban mi madre y mi padre, que tuvo un accidente y se quedó inválido”. Así que en 1986, con 24 años, se incorporó al sector. Fueron años de sacrificio, de lucha, pero hoy, casi cumplidos los 60, denota que está donde tiene estar. “Fue un gran cambio de vida. No sabía ni ordeñar a mano. Pero creo que me pesaría más que se acabase la casa familiar, la que habían levantado mis padres con tanto esfuerzo desde cero. No sé si es que, con el paso del tiempo, me gusta el ganado o si es por el miedo a que las cosas puedan ir mal pero lo cierto es que estoy muy volcada en la ganadería porque es mi modo de vida y la que me sacó adelante. Es muy sujeta y muy dura pero este trabajo también me permite estar en casa  y poder atender primero a mi padre y ahora a mi madre”.

Y es que, su progenitora, Mari Cruz Pérez, también fue una excepción. Titular ya por aquel entonces de la explotación junto a su marido, en sus inicios, con tres vacas, sacaron adelante a sus cuatro hijos que les legaron no solo la explotación y bienes sino la importancia de “la unión familiar, y no hay herencia tan grande como esa. No tuvieron mucha suerte en la vida, tuvieron que enterrar a un hijo, pero si tuvieron pudieron vivir en un entorno de mucho cariño”. La vida les puso muchos obstáculos y tuvieron que afrontar vivencias desgarradoras pero con sus hijos Ángeles y José Manuel, que a pesar de estar ya jubilado “mantiene una ilusión impresionante porque salga adelante la casa y no dudó en dejar un trabajo fijo en Central Lechera Asturiana para hacernos cargo de la explotación”, y junto a Mari Luz, mantuvieron un legado que en la actualidad El Rato cuenta con 130 vacas frisonas, que producen unos 8.000 litros de leche cada segundo día que despachan a CLAS, más 100 cabezas en recría. Ángeles reconoce que la cuadra “da mucho trabajo, lleva muchas horas. Hay que ordeñar por la mañana y por la noche y las labores de la ganadería no son pocas pero para trabajo duro era el que se hacía antes”.

Apartamientos rurales

Una promesa. Un homenaje que se alargaba en el tiempo pero que al fin, el pasado mes de noviembre, se convirtió en realidad. “Mi hija María tenía la ilusión de arreglar la casa original de la familia, que estaba ya en ruinas. Le había dicho a su abuelo que la arreglaría, y así fue”, convirtiéndola en dos alojamientos –‘La Familia’ y ‘Los Abuelos’- que componen el complejo Apartamentos rurales Casa El Rato, disponibles en los portales de Booking y Airbnb.

De hecho, en la reforma se respetó las estancias primitivas, incluso la buhardilla, que era la habitación de José Manuel Rodríguez quien, a pesar de sus limitaciones, crio a su nieta y se creó entre ambos un vínculo inquebrantable. “Le dio vida a mi padre. Yo iba a trabajar y él la cuidaba. Aunque estaba limitado sabía que la niña estaba atendida y podía estar despreocupada”. En tiempo récord, y cuidando con mimo cada detalle, con ayuda de fondo LEADER, cada estancia tiene su historia, desde la recepción, antaño la cuadra que cobijó las tres reses que hicieron posible, tras mucho tesón y esfuerzo, narrar la evolución de esta gran familia naviega.