Entre telas, hilos y patrones

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Ser mujer, tener entre los 20 y 65 años y vivir en un pueblo es, en la actualidad, sinónimo de desempleo o de inactividad laboral. Las posibilidades de encontrar un trabajo en el entorno rural son bastante limitadas. Las opciones, en la mayoría de los casos, se reducen a dos: renunciar a tener un empleo o abandonar la idea de vivir en el pueblo. La alternativa, para aquellas que no quieran resignarse; el emprendimiento. Según el último estudio realizado por el Observatorio del Emprendimiento de España, un 17% de españolas en edad laboral se encuentra inmersa en alguna etapa del proceso de establecerse por su cuenta. Y ese porcentaje se eleva hasta el 22% si contemplamos al medio rural. Porque si emprender es ya de por si difícil, lo es mucho más en un ambiente en el que los estereotipos siguen pesando y la carrera profesional de las mujeres sigue estando ligada a las grandes ciudades. No obstante, más del 40% de esos emprendimientos los lideran mujeres de menos de 40 años y casi el 55% se sitúan en pueblos de menos de 5.000 habitantes. Proyectos fundamentales para luchar contra la despoblación, y para dar oportunidad a esa nueva generación de mujeres que quiere apostar por el empleo en enclaves rurales sorteando obstáculos y discriminaciones por residir y establecerse en sus lugares de origen. “Al vivir en un pueblín tan pequeño mucha gente no entiende el tipo de negocio que monté porque va por Internet”, ríe nuestra emprendedora, incluso “mi padre al principio me preguntaba si estaba segura de que algo así podría funcionar”. Y no desistió: “¿Por qué no iba a funcionar?”.

La ciudad no cubría sus necesidades. Pese a todas las posibilidades que le ofrecía Gijón tras finalizar sus estudios superiores de Delineante, Natalia Rodríguez Armayor sentía que en la cuidad no podía llevar a cabo una de sus principales prioridades: conciliar la vida familiar con la laboral. “Acabé de estudiar justo cuando empezó la crisis inmobiliaria y no veía la manera de encontrar trabajo en lo mío”. Aunque reconoce que “nunca me faltó trabajo pero no era lo que yo buscaba. No me convencía, y menos a raíz de tener a mi hija, Sofía”.  Y es que una de las vivencias más duras es el desarraigo, la pérdida de tus raíces para irte a otro lugar a desarrollar tu proyecto, tu ilusión, tu carrera y Natalia no estaba dispuesta.

Así que la intención de confeccionar ropa para su niña, al igual que hacía su madre con sus hermanos y con ella, y la dificultad de encontrar por la zona tejidos originales y de calidad, “vi que por aquí no había. Tenía que desplazarme a Oviedo o Gijón y al tener poco tiempo acababa comprando por Internet” empezó a gestar una idea, y de ahí un proyecto hasta convertirse en una realidad. Abarcando estas dos situaciones “pensé que esto lo podría hacer yo y desde mi pueblo”.

Con ayuda con cargo a los fondos Leader del Alto Nalón se lanzó y en octubre de 2019 decidió asentarse laboralmente en la tierra de sus padres, Rioseco, capital  del municipio de Sobrescobio -con 829 habitantes- y montar en el bajo de la casa familiar una tienda online especializada en tejidos y mercería: www.telasdemama.com. Pero antes, y para profesionalizarse, se formó en Confección y Moda en Gijón durante dos años. A partir de ahí “empecé a coser en casa diseños infantiles por encargo”.  Hoy, Telas de Mamá hace envíos para toda la península y en 24 horas están entregados.

Evolución

Su iniciativa fue evolucionando acorde a la demanda, lo que surgió con la intención de venta on line, “con la que estoy muy contenta y cada vez más”, ahora imparte clases de costura tres días a la semana. Su alumnado, mayoritariamente mujeres con una media de edad de unos 50 años, que se desplazan incluso desde la localidad de La Felguera, en Langreo, hasta Pendones, en Caso. Los talleres “son vida social. Hay mujeres del municipio que no tienen mucha opción a reunirse y esto les da vida, las anima a salir de casa”. Son grupos reducidos, máximo seis personas y cara a verano tiene previsto hacer cursos de unas cuatro horas de duración para “hacer alpargatas, que en ese tiempo ya te llevarías el producto hecho a casa y presta porque ves el trabajo final, o para aprender algo más, como a bordar en punto ruso”.

Reconoce que tiene “muchos frentes abiertos”. Preparar los pedidos, actualizar la página web y redes sociales, la confección por encargo de diseños infantiles, y ahora los cursos. Todo está de la mano y mimo de Natalia. En 2021, fue una de las galardonadas con el premio ‘Entama’, concedido por la compañía EDP a proyectos emprendedores en Carreño, Sobrescobio, Somiedo, Quirós y Ribera de Arriba.